Enfermedad hepática en gatos: síntomas, nutrición y fármacos
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Enfermedad hepática en gatos: síntomas, nutrición y fármacos

La enfermedad hepática en los gatos es una de las disfunciones orgánicas más comunes. Es importante que los dueños de gatos sean conscientes de cómo estos problemas pueden afectar la vida de un amigo peludo. Los expertos de Hill's hablan sobre cómo detectar una dolencia, ajustar la dieta de la mascota y si existen medicamentos para el hígado.

El papel del hígado.

El hígado del gato se encuentra entre los pulmones y el estómago. Es un órgano complejo que es un componente de varios sistemas corporales importantes. Realiza las siguientes funciones principales:

  • ayuda a descomponer los nutrientes que pasan por el sistema digestivo;

  • limpia el cuerpo, destruyendo las toxinas entrantes transportadas por la sangre;

  • produce proteínas útiles que promueven la coagulación de la sangre;

  • almacena nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, azúcares y grasas;

  • realiza la función del sistema inmunológico, capturando y neutralizando patógenos;

  • participa en el metabolismo, ayudando a regular el azúcar en la sangre (glucosa).

No todas las enfermedades del hígado en gatos ocurren directamente en este órgano. A veces, una infección avanzada o un cáncer pueden provocar una enfermedad hepática. Las enfermedades que comenzaron en el hígado se denominan primarias y las que se han desarrollado en otra parte del cuerpo se denominan secundarias. 

La hepatitis (del latín hepatis - hígado e -itis - inflamación) es cualquier aumento de tamaño del hígado. En los gatos, sus causas son numerosas y muy variadas.

Enfermedad hepática en gatos: síntomas, nutrición y fármacos

¿Qué causa la enfermedad hepática en los gatos?

Los problemas hepáticos pueden deberse a varias razones. Algunos de ellos se pueden prevenir, mientras que otros pueden aparecer sin previo aviso.

Si un gato ingiere accidentalmente ciertas toxinas, incluido el paracetamol (como Tylenol), plantas, productos químicos domésticos y medicamentos recetados (entre otros), puede provocar una enfermedad hepática llamada hepatopatía tóxica.

La caza de pequeños animales que ingresan a la casa también puede generar problemas. En lugares donde se encuentran lagartijas (por ejemplo, en el sur de Florida, América Central y del Sur), los gatos a los que les gusta comer reptiles periódicamente pueden infectarse trematodo hepático. Este parásito se instala y crece en el hígado, lo que puede provocar inflamación, infecciones bacterianas, abscesos y otros problemas hepáticos. 

Además, los problemas hepáticos pueden ser causados ​​por una infección parasitaria de toxoplasmosis, señala la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell.

La lipidosis o enfermedad del hígado graso, es probablemente la enfermedad hepática más conocida en gatos. Según el Cornell Cat Health Center, se desarrolla cuando un gato deja de comer repentinamente y el cuerpo envía señales para usar la grasa acumulada en todo el cuerpo. Si esto sucede de manera abrupta, y el animal tiene sobrepeso u obesidad, la grasa puede ingresar al torrente sanguíneo y comenzar a asentarse en el hígado, impidiendo que funcione correctamente. Esta es otra razón por la que es importante ayudar a tu amigo peludo a mantener un peso saludable.

colangitis – a menudo idiopática, es decir, inexplicable, inflamación de los conductos biliares o de la vesícula biliar. Cuando se trata del tejido hepático, los veterinarios se refieren a la enfermedad como colangiohepatitis, señala el Cornell Cat Health Center. Su desarrollo a menudo es causado por virus o bacterias, pero la sensibilidad del hígado de un gato en particular puede ser un factor de predisposición para la inflamación. 

Las razones por las que el hígado de algunos gatos tiende a agrandarse son a menudo tan misteriosas como los propios gatos. Otra condición inexplicable es triadita, que se caracteriza por una "tríada" de inflamación en el hígado, los intestinos y el páncreas.

Además, el cáncer puede tener un efecto negativo en el hígado del gato. Afortunadamente, el cáncer de hígado primario es poco común en los gatos y representa alrededor del 2 % de todos los cánceres en estos animales. El más común de estos es el carcinoma de vías biliares. 

El resto de los cánceres de hígado suelen ser secundarios a otros cánceres y se diseminan desde otras partes del cuerpo. El linfoma, es decir, el cáncer de la sangre, puede ser el principal, pero el cáncer del bazo, el páncreas o el tracto intestinal también puede extenderse al hígado.

Identificación de enfermedades hepáticas en gatos

Los primeros signos de enfermedad hepática en gatos pueden imitar fácilmente los signos de otras enfermedades:

  • Vómitos y diarrea.

  • Pérdida de apetito.

  • Perder peso.

  • Letargo.

  • Tratando de esconderse.

  • Aumento de la sed y micción frecuente.

Cuando la enfermedad hepática es prolongada o grave, el gato puede mostrar signos más específicos:

  • La ictericia es una decoloración ictérica de la piel, los ojos y las membranas mucosas.

  • La ascitis es la acumulación de líquido en la cavidad abdominal, lo que provoca hinchazón.

  • Problemas de coagulación de la sangre: hemorragias nasales, encías sangrantes y hematomas.

Debe contactar a su veterinario inmediatamente si nota alguno de estos signos. Los gatos generalmente comienzan a mostrar síntomas cuando el proceso de la enfermedad ha ido demasiado lejos, por lo que la detección temprana es fundamental.

Enfermedad hepática en gatos: síntomas, nutrición y fármacos

Diagnóstico de enfermedad hepática en gatos

La enfermedad hepática en los gatos generalmente se diagnostica con una combinación de pruebas de laboratorio de sangre, orina y, a veces, heces. Además, es posible que se requieran pruebas de laboratorio más específicas para detectar enfermedades infecciosas o toxinas. 

Ciertos cambios se pueden detectar con rayos X, pero a menudo también se requiere una ecografía abdominal o una biopsia de hígado. La tomografía computarizada (TC) también se está volviendo más accesible y puede brindar a los veterinarios una mejor comprensión de los problemas hepáticos. 

Ciertas condiciones pueden ser difíciles de diagnosticar, por lo que su veterinario puede derivarlo a un especialista en medicina interna. Ayudará a resolver los problemas con el hígado del gato.

Es difícil tratar la enfermedad, porque los gatos son criaturas muy difíciles. En su mayor parte, odian tomar medicamentos, que suelen ser obligatorios para los animales que sufren problemas hepáticos. También experimentan estrés en caso de hospitalización. Sin embargo, para un gato enfermo, una clínica veterinaria o un centro especializado puede ser la mejor opción. Con la detección temprana y el cuidado adecuado, una mascota esponjosa tiene todas las posibilidades de volver a la vida normal lo antes posible.

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