Embolia gaseosa
Enfermedad de los peces de acuario

Embolia gaseosa

La embolia gaseosa en los peces se manifiesta como pequeñas burbujas de gas en el cuerpo o en los ojos. Por regla general, no suponen ningún peligro grave para la salud.

Sin embargo, en algunos casos, las consecuencias pueden ser muy graves, por ejemplo, si se toca el cristalino del ojo o si comienza una infección bacteriana en el lugar de la explosión de una burbuja. Además, también se pueden formar burbujas en los órganos vitales internos (cerebro, corazón, hígado) y provocar la muerte súbita de los peces.

Causas de la apariencia

En determinadas circunstancias, se forman en el agua microburbujas invisibles a la vista que, al penetrar a través de las branquias, se transportan por todo el cuerpo del pez. Al acumularse (fusionarse entre sí), aparecen aleatoriamente burbujas más grandes: esto es una embolia gaseosa.

¿De dónde vienen estas microburbujas?

La primera razón son daños en el sistema de filtración o burbujas del aireador excesivamente pequeñas que se disuelven antes de llegar a la superficie.

La segunda razón es agregar una gran cantidad de agua más fría al acuario. En tal agua, la concentración de gases disueltos es siempre mayor que en agua tibia. A medida que se calienta, el aire se liberará en forma de esas mismas microburbujas.

Un ejemplo simple: Vierte agua fría del grifo en un vaso y déjalo sobre la mesa. Además del hecho de que la superficie se empañará, comenzarán a formarse burbujas en la pared interior. Lo mismo puede ocurrir en el cuerpo de un pez.

La embolia gaseosa de los peces no es una enfermedad, sino un daño físico causado por factores externos en el medio acuático. No existe cura, solo hay que esperar a que las burbujas se resuelvan por sí solas. Aunque, como se mencionó anteriormente, pueden surgir consecuencias graves con las que no se puede hacer nada. Bajo ninguna circunstancia se deben aplastar. El tejido dañado se volverá susceptible a una infección bacteriana secundaria.

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